El Roto
viernes, 29 de noviembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
sábado, 16 de noviembre de 2013
lunes, 4 de noviembre de 2013
los libros prestados
LOS LIBROS PRESTADOS
Los libros también leen a quienes leen libros.
Los libros ven en nuestros ojos escondidos gritos y gemidos.
Los libros oyen todo lo que tememos y nos decimos.
Los libros aspiran lo que nosotros respiramos.
Nosotros fuimos unidos por los libros.
Anna Karenina fue nuestra Celestina suicida
cuando ella resucitó de los congelados rieles
y nos lanzó en nuestros brazos.
El silencioso retorno de los libros prestados
por quienes se aman los unos a los otros
...........no parece como un mutuo favor,
es como romper páginas en pedacitos:
es una separación irreversible.
Nosotros solamente podíamos devolvernos los libros,
pero no nuestros instantes secretos,
los cuales ocultábamos muy profundamente
para no ser detectados por ojos indignos.
Tomaste mis libros del baúl de tu carro
y lo dejaste abierto esperando de mis manos los libros tuyos,
apretándolos en tus pechos:
Pasternak, García Márquez, y el Diario de Anna Frank.
Mis brazos querían abrazarte mucho
pero ellos estaban cargados de libros,
como si estuviera protegido por Dostoyevsky, Faulkner
y los proverbios rusos.
Yo puse todos tus libros de vuelta en tu baúl
tratando de no mirarte a los ojos
y tú, como alguien arrastrándose en cámara lenta bajo unas ruinas,
comenzaste a devolverme los libros uno por uno.
Yo te rogué durante dos largos años
que encontraras y amaras a alguien,
y cuando ocurrió, yo respiré tranquilo,
pero mis dientes rechinaban con desesperación en las noches.
Yo nunca te pregunté con envidioso desdén el nombre de mi rival:
"¿Quién es?" "¿Qué edad tiene?"
Yo no supe si llorar o reír
cuando tu me respondiste: "18 años".
En ese momento de separación,
tú, como la belleza de una vírgen incorruptible,
me pediste, sin palabras, sólo con una mirada
..........que me acercara y te abrazara otra vez.
Pero yo contesté únicamente bajando la vista.
Tú me miraste como si estuvieras enamorada de nuevo.
Si yo te hubiera mirado a los ojos, todo podría haberse repetido.
¿Qué me lo impidió? ¿Cobardía? ¿Coraje?
¿O algo que aún no tiene nombre?
Las releídas, cansadas páginas de los libros,
ya estaban temblando en tus manos.
Tus aros tintineaban.
Tú estabas aturdida protegiendo tu alma con los libros,
..........apretados a tu corazón.
Evgueni Evtuchenko (1999)
Los libros también leen a quienes leen libros.
Los libros ven en nuestros ojos escondidos gritos y gemidos.
Los libros oyen todo lo que tememos y nos decimos.
Los libros aspiran lo que nosotros respiramos.
Nosotros fuimos unidos por los libros.
Anna Karenina fue nuestra Celestina suicida
cuando ella resucitó de los congelados rieles
y nos lanzó en nuestros brazos.
El silencioso retorno de los libros prestados
por quienes se aman los unos a los otros
...........no parece como un mutuo favor,
es como romper páginas en pedacitos:
es una separación irreversible.
Nosotros solamente podíamos devolvernos los libros,
pero no nuestros instantes secretos,
los cuales ocultábamos muy profundamente
para no ser detectados por ojos indignos.
Tomaste mis libros del baúl de tu carro
y lo dejaste abierto esperando de mis manos los libros tuyos,
apretándolos en tus pechos:
Pasternak, García Márquez, y el Diario de Anna Frank.
Mis brazos querían abrazarte mucho
pero ellos estaban cargados de libros,
como si estuviera protegido por Dostoyevsky, Faulkner
y los proverbios rusos.
Yo puse todos tus libros de vuelta en tu baúl
tratando de no mirarte a los ojos
y tú, como alguien arrastrándose en cámara lenta bajo unas ruinas,
comenzaste a devolverme los libros uno por uno.
Yo te rogué durante dos largos años
que encontraras y amaras a alguien,
y cuando ocurrió, yo respiré tranquilo,
pero mis dientes rechinaban con desesperación en las noches.
Yo nunca te pregunté con envidioso desdén el nombre de mi rival:
"¿Quién es?" "¿Qué edad tiene?"
Yo no supe si llorar o reír
cuando tu me respondiste: "18 años".
En ese momento de separación,
tú, como la belleza de una vírgen incorruptible,
me pediste, sin palabras, sólo con una mirada
..........que me acercara y te abrazara otra vez.
Pero yo contesté únicamente bajando la vista.
Tú me miraste como si estuvieras enamorada de nuevo.
Si yo te hubiera mirado a los ojos, todo podría haberse repetido.
¿Qué me lo impidió? ¿Cobardía? ¿Coraje?
¿O algo que aún no tiene nombre?
Las releídas, cansadas páginas de los libros,
ya estaban temblando en tus manos.
Tus aros tintineaban.
Tú estabas aturdida protegiendo tu alma con los libros,
..........apretados a tu corazón.
Evgueni Evtuchenko (1999)
sábado, 19 de octubre de 2013
¿la muerte del libro?
La muerte del libro. Por: Juan David Correa Ulloa.
Hace no muchos años, teóricos, especialistas y
fabricantes tecnológicos se apresuraban a darle una digna sepultura al
libro de papel.
Para ellos, la invención de las tabletas, la idea de portabilidad y un mundo en donde no cabrían las librerías, y el peso de esos objetos hechos de papel y cartón, eran una especie de realidad revelada: asistíamos en vivo y en directo al fin de una era de seiscientos años —a partir de la invención de la imprenta occidental— en la que veríamos sólo lectura en aparatos electrónicos. El apocalipsis era ahora.
La Feria del libro de Fráncfort, acaso la feria más relevante de la industria occidental, acaba de terminar el domingo pasado. Allí se negocian derechos para todas las lenguas, en inmensos pabellones en donde se acomodan centenas de agentes y editores, además de delegaciones nacionales, para vender o comprar traducciones de los dictámenes del mercado. Este año la feria decreció en visitantes pues Europa atraviesa una crisis tan profunda que amenaza a sus industrias culturales —y a su patrimonio, por supuesto— y que no podía ser ajena a la feria misma. En medio de las crisis, sin embargo, se identifican comportamientos que también tienen que ver con el mercado del viejo arte de comprar y vender libros. La primera sorpresa para los entusiastas de la muerte del libro fue encontrarse con que ya no habría todo un pabellón para los fabricantes de tecnología y que éstos compartían espacio como cualquier cristiano con los demás editores. La tecnología, los aparatos, mejor dicho, no pudieron aguantar el peso de estar allí, apagados y silenciosos sin contenido hasta que fueron acorralados. En la feria se veía por todas partes libros de papel: para niños, para adultos, textos, libros especializados, y un largo etcétera que es imposible describir en una columna. El furor del año pasado, en el cual la tecnología prometía un cambio en el consumo de los lectores, aún no llegó, y me temo que tardará por lo menos una generación en hacerlo.
Lo constaté no sólo en la obviedad de ver libros en una feria de libros, sino que después, en un viaje a París, pude ver de primera mano cómo, con dificultades, claro, sobreviven decenas de librerías de barrio, con fieles lectores y consumidores que leen en el viaje en metro, mientras que la Fnac, acaso la cadena más grande de libros —y aparatos electrónicos, música y video— amenaza con quebrar. La pregunta que me hice, y que contestó hace muchos años Carlos Monsiváis en una conferencia en Bogotá, es si va a ser posible un mundo con pocos lectores y ventas modestas de libros. La respuesta, por obvia que parezca, es que nunca hemos sido muchos los lectores, pero quienes queremos al libro como objeto, y a la lectura como posición ante la vida, seguiremos defendiendo algo que es mucho más que un instrumento. Los libros están ahí para dar testimonio de lo que somos. A eso nos atenemos.
| Elespectador.com
Para ellos, la invención de las tabletas, la idea de portabilidad y un mundo en donde no cabrían las librerías, y el peso de esos objetos hechos de papel y cartón, eran una especie de realidad revelada: asistíamos en vivo y en directo al fin de una era de seiscientos años —a partir de la invención de la imprenta occidental— en la que veríamos sólo lectura en aparatos electrónicos. El apocalipsis era ahora.
La Feria del libro de Fráncfort, acaso la feria más relevante de la industria occidental, acaba de terminar el domingo pasado. Allí se negocian derechos para todas las lenguas, en inmensos pabellones en donde se acomodan centenas de agentes y editores, además de delegaciones nacionales, para vender o comprar traducciones de los dictámenes del mercado. Este año la feria decreció en visitantes pues Europa atraviesa una crisis tan profunda que amenaza a sus industrias culturales —y a su patrimonio, por supuesto— y que no podía ser ajena a la feria misma. En medio de las crisis, sin embargo, se identifican comportamientos que también tienen que ver con el mercado del viejo arte de comprar y vender libros. La primera sorpresa para los entusiastas de la muerte del libro fue encontrarse con que ya no habría todo un pabellón para los fabricantes de tecnología y que éstos compartían espacio como cualquier cristiano con los demás editores. La tecnología, los aparatos, mejor dicho, no pudieron aguantar el peso de estar allí, apagados y silenciosos sin contenido hasta que fueron acorralados. En la feria se veía por todas partes libros de papel: para niños, para adultos, textos, libros especializados, y un largo etcétera que es imposible describir en una columna. El furor del año pasado, en el cual la tecnología prometía un cambio en el consumo de los lectores, aún no llegó, y me temo que tardará por lo menos una generación en hacerlo.
Lo constaté no sólo en la obviedad de ver libros en una feria de libros, sino que después, en un viaje a París, pude ver de primera mano cómo, con dificultades, claro, sobreviven decenas de librerías de barrio, con fieles lectores y consumidores que leen en el viaje en metro, mientras que la Fnac, acaso la cadena más grande de libros —y aparatos electrónicos, música y video— amenaza con quebrar. La pregunta que me hice, y que contestó hace muchos años Carlos Monsiváis en una conferencia en Bogotá, es si va a ser posible un mundo con pocos lectores y ventas modestas de libros. La respuesta, por obvia que parezca, es que nunca hemos sido muchos los lectores, pero quienes queremos al libro como objeto, y a la lectura como posición ante la vida, seguiremos defendiendo algo que es mucho más que un instrumento. Los libros están ahí para dar testimonio de lo que somos. A eso nos atenemos.
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domingo, 13 de octubre de 2013
jueves, 10 de octubre de 2013
Alice Munro, una maestra del cuento
Alice Munro es la galardonada de este año con el premio Nobel de
literatura. Hace algún tiempo que leí varios relatos de Alice Munro,
contenidos en el volumen "El amor de una mujer generosa". Recuerdo que
me gustaron, que tras su lectura me quedó la agradable sensación que
produce la lectura de unos textos sencillos, pero de una gran sutileza,
en los que Alice Munro es capaz de penetrar en actitudes de gran
complejidad y en vivencias llenas de matices.
Sin embargo, creo que entre los candidatos al Nobel de literatura se encontraba también Joyce Carol Oates... me ha dado una gran pena que no haya sido ella la ganadora del premio. Si los relatos de Alice Munro me gustaron, las grandes, grandísimas, enormes, novelas de Joyce Carol Oates me parecen extraordinarias.
¿Por qué no les dan nunca el premio Nobel de literatura a Joyce Carol Oates y a Philip Roth?
Sin embargo, creo que entre los candidatos al Nobel de literatura se encontraba también Joyce Carol Oates... me ha dado una gran pena que no haya sido ella la ganadora del premio. Si los relatos de Alice Munro me gustaron, las grandes, grandísimas, enormes, novelas de Joyce Carol Oates me parecen extraordinarias.
¿Por qué no les dan nunca el premio Nobel de literatura a Joyce Carol Oates y a Philip Roth?
domingo, 6 de octubre de 2013
libros
"Los libros no están hechos para decorar, pero no hay nada que le siente tan bien a una casa"
la biblioteca de Carole Lombard
Carole Lombard y Clark Gable en “No Man Of Her Own” (1932)
Carold Lombard nació tal día como hoy, 6 de octubre de 1908
viernes, 20 de septiembre de 2013
jueves, 19 de septiembre de 2013
¿Martín el exterminador?
Hace dos días falleció Martí de Riquer (Martín de Riquer), un gran filólogo de asombrosa erudición. Como es de rigor, ante este óbito se despliegan las velas de las alabanzas y de las biografías ensalzando la figura del fallecido "sabio".
El historiador Enric Vila echa su palada de arena en este revelador artículo: Martín, l'exterminador
El historiador Enric Vila echa su palada de arena en este revelador artículo: Martín, l'exterminador
sábado, 7 de septiembre de 2013
de la dificultad de explicar las almas
pero sobre todo... de la dificultad de ser mujer
Magnífica esta primera novela de la danesa Jette A. Kaarsbol que nos invita a indagar en el alma de una mujer preparada para la sumisión en un mundo de hombres que hablan de liberación. Una mujer preparada para ser sumisa en un ambiente que le dice que es libre, pero para el que no es sino un objeto más del paisaje. Una mujer que mira el mundo por la ventana, pero que no sabe lo que mira y que no entiende lo que ve.
La autora consigue de una manera mágica que le acompañemos en su acercamiento al alma de esta mujer que no sabe lo que busca, que ni siquiera sabe si busca algo, que ni siquiera entiende lo que le pasa, que no se explica cuál es su papel porque no lo entiende y porque tampoco sabe cuál le gustaría que fuera. Está preparada para hacer lo que le digan, ¡pero hay tantas cosas que no le han dicho, que no le dicen y que nunca le dirán! A través de casi 600 páginas esta novelista primeriza dirige nuestra mirada allá a donde se lo propone, y consigue que mientras leemos tengamos la sensación de estar viendo las escenas que describe como si lo hiciéramos a través del ojo de una cerradura.
Jette A. Kaarsbol
martes, 27 de agosto de 2013
sábado, 19 de enero de 2013
sábado, 12 de enero de 2013
Anna Lizaran representa su último papel
Aquí yacen Plauto y Terencio
Aquí yace también Molière
Y aquí yace para siempre Anna Lizaran
representando su último papel
para siempre...
Sous ce tombeau gisent Plaute et Térence
Et cependant le seul Molière y git.
Leurs trois talents ne formaient qu'un esprit
Dont le bel art réjouissait la France.
Ils sont partis! et j'ay peu d'espérance
De les revoir. Malgré tous nos efforts,
Pour un long temps, selon toute apparence,
Térence, et Plaute, et Molière sont morts.
De la Fontaine.
Et cependant le seul Molière y git.
Leurs trois talents ne formaient qu'un esprit
Dont le bel art réjouissait la France.
Ils sont partis! et j'ay peu d'espérance
De les revoir. Malgré tous nos efforts,
Pour un long temps, selon toute apparence,
Térence, et Plaute, et Molière sont morts.
De la Fontaine.
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